domingo, 13 de febrero de 2011

INSTITUCIONES DE EDUCACIÓN SUPERIOR Y EDUCACIÓN PARA LA SUSTENTABILIDAD


Se dice que en el presente siglo estamos viviendo la década de la sustentabilidad y las instituciones de Educación superior no se quedan atrás, por cuanto son muchas las universidades a nivel mundial y sobre todo de Latinoamérica están tomando conciencia de la importancia de la educación para la sustentabilidad y hoy por hoy, forman parte de su pensum de estudio, siendo un factor fundamental para unir a las universidades con la comunidad en materia de formación ambiental, por cuanto no están alejadas de la realidad política, económica, cultural y social que afectan a las regiones y comunidades que las conforman.

Es importante resaltar que en diciembre del 2002, la resolución 57/254 de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), estableció la Década de la Educación para la Sustentabilidad (DES) desde el año 2005 al 2014, con el principal objetivo de lograr una educación de calidad en los Estados miembros. Una de las acciones básicas y primordiales dispuestas por esta organización para la Década plantea a los gobiernos de dichos países la reconsideración, exploración y reorientación de los programas educativos en todos los niveles escolares hacia el desarrollo humano sustentable sobre todo la educación de las capacidades relativas a los conocimientos, habilidades y valores relacionados con estilos de vida y prácticas sustentables, papel que le corresponde cumplir no sólo a la Educación Primaria sino tambien a la Educación Universitaria.

El planteamiento sostiene que debe existir una articulación y vinculación entre los contenidos curriculares y los planes y programas locales de desarrollo comunitario relacionados con la gestión ambiental. La consecución de este nuevo escenario en la práctica educativa a nivel superior supone un reto, puesto que incluye la dimensión ambiental en los currícula, y contextualizarlos en las realidades locales, ya que se hace necesario enfrentar la rigidez institucional, en tal sentido, países como México, Chile, Colombia, Venezuela, entre otros han articulado sus proceso educativos en todos los niveles con respecto a la educación para la sustentabilidad.

Por ello, las nuevas oportunidades de la educación superior con respecto al desarrollo sustentable, se basa en un cambio y oportunidades de nuevos aportes para la conservación del medio ambiente, preservación de la cultura y una educación para la paz que orienta una nueva política de educación superior en la construcción de sociedades del conocimiento basadas en el desarrollo humano sustentable, lo que implica la creación de planes de acción sobre educación y política ambiental que orienta y fortalece el trabajo ambiental en las instituciones de educación superior y la potencial vinculación y colaboración de éstas con los organismos públicos responsables de las políticas ambientales y del sector privado, los organismos no gubernamentales y la sociedad en general, tal como se afirma en la Declaración Mundial sobre la Educación Superior en el siglo XXI, cuya visión y acción se orienta hacia la educación para la sustentabilidad como uno de los pilares fundamentales de los derechos humanos, la democracia, el desarrollo sostenible y la paz. (UNESCO,2006)

En tal sentido, la participación de las instituciones de educación superior, responsable de la formación profesional de generación de jóvenes y no tan jóvenes y de la investigación científica representa una condición necesaria para los cambios esperados en materia de educación para la sustentabilidad. Es por ello, que se requiere fortalecer las acciones en algunas instituciones iniciando planes educativos que articulen los esfuerzos en busca de un esfuerzo sinérgico y en una dirección que ofrezcan mejores y más amplios resultados.

Es importante, resaltar que en América Latina, se ha trabajado de manera constante para construir una educación para la sustentabilidad, ambiental, ecología y endógena que corresponda a las necesidades y condiciones autóctonas. Es aquí donde entran de manera significativa los retos para la educación superior, ya que es en las universidades, donde se produce y reproduce de manera sistemática las ideas hegemónicas del desarrollo humano sustentable y es allí donde se ha profesionalizado el conocimiento en torno a este conocimiento ( Escobar, 1996), y se puede observar ya sea en facultades como agronomía, economía, administración, entre otras. Por lo tanto, el trabajo de la educación superior consisten en revisar y analizar las causas y consecuencias de las ideas del desarrollo humano sustentable, la educación para la sustentabilidad; a fin de revisar las bases epistemológicas del conocimiento transmitido y su compatibilidad ambiental, en el sentido por ejemplo del saber ambiental y la racionalidad ambiental, planteados por Leff (1998); educar en la complejidad y diversidad de saberes y conocimientos para comprender la complejidad en cuanto a la sustentabilidad y evidenciar la relación que existe entre las formas de conocer y la apropiación de su entorno, y plantear la importancia de una ética ambiental y de la vida ysu relación con la educación para la sustentabilidad en la educación superior.

REFERENCIAS
Escobar, A (1996), La invención del Tercer Mundo, construcción y deconstrucción del desarrollo, Ed. Norma, Bogotá.

Leff, E(1998), Saber ambiental: sustentabilidad, racionalidad, complejidad, poder, Ed. Siglo XXI, PNUMA, CIICH, México.

Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura UNESCO.(s/f)Declaración Mundial de la educación Superior en el Siglo XXI . Visón y acción. Paris.

Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura UNESCO. (2006). Educación para el desarrollo sustentable. en: http://portal.unesco.org/education/

Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura UNESCO (2002). Resolución 57/254 Década de la Educación para la Sustentabilidad (DES). Paris.

viernes, 11 de febrero de 2011

PAPEL DE LA UNIVERSIDAD EN LA CONSTRUCCION DE UN FUTURO SUSTENTABLE


La UNESCO (2006), define la Educación para la Sustentabilidad (ES) como “el proceso para aprender a tomar decisiones que consideren el futuro a largo plazo de la economía, la ecología y la equidad de todas las comunidades”, esta conceptualización surge como una respuesta a la problemática socioambiental presente en el mundo entero pronta a reclamar la participación universitaria en la construcción de un futuro más congruente con las dinámicas ecológicas y con el proyecto de construir sociedades más justas y solidarias, con estilos de vida sustentables.
Pero si la universidad no logra escapar de la estrechez reduccionista y el accionar individual, difícilmente podrá escapar de las problemáticas que son propias al profesional en la sociedad mundial: desempleo, marginación, muerte, destrucción del ambiente, deterioro del nivel y calidad de vida en los seres humanos. La solución de los problemas que hoy tiene toda sociedad reclama participación activa de la Universidad, que debe revisar profundamente su ejercicio como institución social y sus funciones sustantivas para cumplir su rol en el desarrollo cultural de la sociedad que le da sentido. Pero ante todo,  recuperar la misión, de liderar la imaginación y la construcción de una civilización nueva, de una Humanidad integrada de múltiples pero fraternas civilizaciones donde la ecología, los valores ecológicos y el desarrollo humano sustentable elementos fundamentales de los procesos económicos, sociales, culturales y políticos que confluyen en el mejoramiento del medio ambiente.
Es de hacer notar que, a partir de la década de la educación para la sustentabilidad decretada por las Naciones Unidas en el 2002, los sistemas universitarios a nivel mundial, nacional, regional y local tomaron conciencia de este tipo de Educación un ejemplo de ello, la Universidad Nacional Abierta, creando programas académicos cuyas estrategias fueron creados para garantizar el desarrollo de este tipo de educación. En tal sentido, una de sus metas de la Universidad en relacion con la sustentabilidad, consiste en consolidar un currículo universitario que incorpore la perspectiva ambiental de forma transdisciplinar y contextualizada en las realidades locales orientados a las políticas ecológicas de manejo comunitario y de qué manera se insertan con la realidad socio-ambiental de ambas comunidades y al proceso de enseñanza-aprendizaje de los contenidos ambientales en las aulas, concretamente las técnicas y las dinámicas educativas y finalmente, la adquisición de los conocimientos ambientales.

UNIVERSIDAD PÚBLICA Y SUSTENTABILIDAD


En los tiempos actuales la Universidad pública enfrenta el reto de emprender, un profundo proceso transformador de dimensiones históricas nunca antes vistas, por cuanto es necesario reconocer que nuestro modo de vida está en crisis y es de suma urgencia reconfigurar el proyecto de civilización del que formamos parte. Nuestras formas de significación y apropiación del mundo, cosmogonía, sistema de valores, racionalidad gnoseológica y referentes de progreso han hecho crisis tanto al interior del sistema: inequidad, hambruna, pobreza extrema, guerras y enfrentamientos entre culturas; como al exterior aparente: cambio climático, deterioro de la capa superior de ozono, extinción de especies, pérdida y deterioro de ecosistemas y de la riqueza génica lo que hace a la civilización moderna insostenible.
Por consiguiente, se requieren nuevos referentes, que permitan construir nuevas formas de entendernos y de entender el mundo, de vivir en él y con nosotros, de convivencia entre culturas. Papel que le corresponde a la Universidad, por su vocación de conocimiento, valor crítico y por la formación de profesionales con un perfil ecológico, adquiriendo un significado para el desarrollo de este proceso.
Es de hacer notar que, todo proceso educativo está indisolublemente ligado al proyecto civilizatorio, a una imagen deseable de individuo y de sociedad. Por lo tanto, se concibe en torno a un marco filosófico e ideológico particular, en el que está implícita una visión de mundo, de ser humano y de la relación de éste con ese mundo, la cual formar parte fundamental de la Universidad Pública en la actualidad.
Es Importante resaltar, que hoy la educación suele ser una herramienta para mantener y desarrollar el modelo civilizatorio dominante. Por lo que en su proceso se fomenta en los individuos un pensamiento antropocéntrico del mundo, estableciendo marcos paradigmáticos en torno a los cuales se dan relaciones de dominancia del hombre hacia cualquier elemento natural, por lo que se fomenta, impone y persigue este modelo a costa de los sistemas naturales y de las culturas que se desarrollan de modo integral con éstos.
Es por ello que, en la actualidad, las nociones de progreso, desarrollo y bienestar sociales que enmarcan las verdaderas consecuencias del modelo vigente, se transmiten en los procesos educativos del mundo occidentalizado, desde la familia y la educación primaria hasta la formación universitaria, incluida la científica. De allí, que se busque un cambio en el cual la universidad pueda contribuir a construir nuevas formas de concebir el mundo y la Humanidad, de conocimiento y perspectiva científica y de formar universitarios para poder imaginar y fundamentar un modo de vida sustentable y coherente con el mundo natural.
Por otro lado, los universitarios requieren de un saber emergente en el que se rescate el sentido y el carácter valórico y cultural del conocimiento, de la ecología y de la conservación del planeta tierra; que trascienda mas allá de la visión del mundo como mero objeto de estudio, uso y dominación. Requieren, por lo tanto, de una conciencia de los rasgos históricos-culturales que configuran las problemáticas socioambientales concretas, para aspirar a un ejercicio constructivo de su profesión. Esto transita por espacios más amplios que la universidad.
Es tal sentido, se hace necesario trabajar con otras instituciones y agentes sociales como las comunidades para construir un saber transdisciplinario, colectivo, que posibilite un reencuentro comprehensivo con el mundo real, la Humanidad, la Ciencia y el Conocimiento; pero también, resolver problemas específicos, concretos. La universidad y el universitario tienen un lugar central en la reconstrucción de esta civilización, pero deben reconocerlo, aprehenderlo y ejercerlo.

Fuente: Escutia, F (2006). Universidad pública y sustentabilidad. Entre el discurso contemporáneo y la práctica formativa. I Congreso Iberoamericano,tecnología, ciencia e innovación. Chiapas México.

domingo, 6 de febrero de 2011

EL DESARROLLO DE LA EDUCACIÓN VIRTUAL

En los sistemas educativos a partir de los años 60 la universidad tradicional, la educación de adultos y la actualización profesional, no logran establecer una moderna infraestructura y organización que atienda a la pujante demanda de la sociedad industrial. La masificación de las instituciones educativas ocasionó su inmovilización, lo cual las llevó al descenso de la calidad de la enseñanza y a la imposibilidad de mejorar para todos los que aspiraban a un mejor nivel de vida, que pudiera aportar al progreso socioeconómico.
La lucha de la universidad se debatía en dos vertientes: 1)La insuficiencia de la infraestructura para atender la creciente demanda de los alumnos y 2) La no disponibilidad de recursos económicos para dotar de nuevo personal docente y más medios a las instalaciones ya existentes. De forma paralela a estos problemas se aunaba la falta de respuesta del sistema educativo a las demandas de expansión de la matrícula, de diversidad de contenidos y a la combinación de estudio-trabajo. 
La sobrepoblación de las aulas, producto de la explosión demográfica y propiciada por el desarrollo, demandaba más y mejores estudios para las distintas clases sociales, mayor apertura y modificación de los estudios reservados a los que sólo tenían acceso las clases acomodadas. En demérito de la participación de otros grupos sociales con justas aspiraciones a las necesidades del desarrollo nacional. 
Las casas de estudios superiores emprendieron una equivocada concepción de los llamados "Recursos Humanos" comprendiendo su labor en graduar las cantidades de profesionales que señalaban los planes nacionales de crecimiento económico; dejando de percibir en el destino de la universidad, que la formación no debía circunscribirse a la implementación de conocimientos específicos sino también a una educación para la vida, encaminada a la acción futura. Esta falta de percepción indujo a la universidad convencional al aprendizaje de mantenimiento que solventa la reproducción del conocimiento sin una aplicación innovadora y urgente reclamada por las sociedades de su tiempo. Sin el conocimiento, una sociedad atrasada no compila los imperativos de calidad que la modernización exige para su independencia; tiempo y conocimiento superan en mucho las ataduras tradicionales del mimetismo educativo. 
Los esfuerzos educativos, al igual que la economía, fueron arrastrados por las falsas esperanzas cubiertas por las llamadas "Etapas del Desarrollo Económico" que ejercieron una gran influencia en los países desarrollados y en los subdesarrollados alimentaron la idea de que si se encontraban en vías de desarrollo los esfuerzos adicionales les permitirían alcanzar en periodos cortos los objetivos deseados. La respuesta, un tanto limitada, para insertar las perspectivas cuantitativas sin un análisis global de la realidad local vació los advenimientos de una planificación pensada en las características del subdesarrollo. 
La importancia que se le dio a las tasas de escolaridad para transformar la educación y emular a los sistemas más adelantados conlleva en la historia a un punto crucial: la confesión de modelos estereotipados víctimas del antagonismo de su época. 
La educación no queda exenta de los problemas de la dependencia; en el caso de América Latina, que ha actuado con incapacidad para enfrentar las contingencias en forma original y específica, generalmente el currículum, los métodos instruccionales, la formación personal y los lineamientos principales de la investigación al campo científico reproducen de forma pasiva la realidad de las estructuras construidas por los países del primer mundo. El desafío está en las opciones profesionales, en la técnica, en las perspectivas actuales de su momento que describen las necesidades de sus condiciones históricas, geográficas, demográficas y de las tendencias económicas. 
Los programas y cursos que propugnan las universidades, se conciben en función de una competencia específica y estructurados en una secuencia de asignaturas aisladas, respondiendo a una visión positivista y fragmentada del conocimiento, sin profundizar en las características del estudiante: La esencia de los contextos socioeconómicos, de los intereses y preocupaciones de los individuos que estudian para el desarrollo de su conocimiento y personalidad son elementos centrales de la educación. 
El modelo curricular siguió una aplicación acrítica, poco flexible e indiferente a la dinámica que se centró en una asignatura basada en un texto, con un docente que sólo cumplía las normas y procedimientos de la instrucción; orquestador del proceso de enseñanza-aprendizaje limitaba el contenido y búsqueda de nuevas áreas de conocimiento, lo que ha llevado a no poder precisar los análisis de los rendimientos evaluativos académicos, sin lograr penetrar en los procesos de aprendizaje en cuanto tales y en función de las demandas del desarrollo. 
En la educación cara a cara existen cordones umbilicales que limitan en mucho a los sistemas escolarizados. El condicionamiento de muchos de sus programas se inscriben en el estrecho marco de posibilidades y alternativas que generan una educación para la repetición, para la recepción pasiva y para la conversación de lo mismo; no estructurados para la creatividad, para la originalidad, la actividad de la actitud crítica, la interacción con el medio ni para la resolución de las controversias de su tiempo y espacio determinados.
Estos condicionamientos sentaron las bases para el surgimiento de una modalidad distinta a los sistemas educativos de tipo común: La Educación a Distancia. Pero las tesis del aprender a aprender y de la educación permanente aunado al desarrollo de los medios de comunicación y al afianzamiento de la tecnología educativa obligaron a un planeamiento radical de los desafíos de la educación, mostrando el sendero para una nueva oportunidad educativa que beneficiara a los adultos. Aportando referencias teórico- conceptuales que emprendían su marcha en la innovación del diseño instruccional. 
La convergencia de todas estas demandas originó su justificación en la posibilidad de darle estudio a las personas que no la tuvieron en su época o que por su ubicación geográfica o limitación física, no pudieron completar sus estudios en una universidad convencional, además la educación a distancia se considera, aun en la actualidad, como un vehículo con mayor cobertura bajo diseños y ejecuciones de calidad. 
En América Latina, la educación a distancia universitaria, asumió como factores esenciales: la formación profesional y la titulación académica, y justamente al reclutar a sus estudiantes, en el segundo quinquenio de los setenta, cuando la tasa de incremento interanual de la matrícula iniciaba su tendencia a la estabilización y comenzó a entregar sus primeros egresados en los años ochenta, cuando los niveles de desempleo representaban en América Latina y el Caribe los índices más altos en los últimos años. De ahí una de sus principales y básicas contradicciones, que la subordinan a la tesis profesionalizarte de la educación presencial. 
Adquirir las mismas pautas y exigencias académico-administrativas, retomar los diseños curriculares con la obligación de asignaturas en unidades incomunicadas no propició la flexibilidad que debía caracterizar a la educación a distancia a nivel superior; las expectativas y líneas de desarrollo personal para un mundo cambiante y la competencia para la solución de los problemas concretos no lograron cristalizar; el proyecto se esfumó al seguir el modelo tradicional vigente, al aplicarlo con una actitud acrítica de la teoría de sistemas al diseño curricular en lo referente al perfil profesional, a los objetivos terminales y a la carrera académica. 
Se aunó a ello, las clases trabajadoras, jóvenes y adultas, que fueron la mayor parte de la matrícula de las carreras profesionales a distancia, éstas se enfrentaron al dilema de las mismas debilidades de los sistemas presénciales, y todavía indiferente a un proceso activo e interdisciplinario y a la realidad contextual que lo había rechazado; de ahí, los altos índices de deserción que experimentan los programas de la educación superior a distancia . 
Finalmente, esta subordinación le impidió precisar en qué consiste su "extensión universitaria", que cumple las mismas funciones de programas de extensión cultural y académica planteados en la universidad presencial. La extensión es orgánica, arrogancia con la cual presume la educación a distancia en cuanto el acto de aprendizaje se ubica en el entorno del estudiante o en su lugar de trabajo. Lo que hace que el alumno pueda congeniar su aprendizaje con la realidad inmediata, para tratar con una conciencia crítico-constructiva y mediante aportaciones originales las exigencias de su medio social. 
La educación a distancia se ha establecido generalmente para atender a una población adulta que aprende y se manifiesta de una manera diferente al alumno de otros niveles e instituciones educativas. El que aprende en la enseñanza a distancia es generalmente una persona madura con una trayectoria vivencial que reúne un conjunto de experiencias, conocimientos, capacidades, hábitos, actitudes y conductas que propicia la participación en su propio proceso de formación, características éstas que reorganizan, valoran y filtran el mejoramiento de los futuros aprendizajes. 

sábado, 5 de febrero de 2011